Construyendo infraestructuras a base de explosiones nucleares

Nube de hongo tras una explosión nuclear (Fuente)

Entre los años 50 y 60, la euforia atómica estaba desatada. Todo en aquél entonces parecía susceptible de funcionar con energía nuclear, y el sentimiento popular de que esta fuente de energía sustituiría a todas las demás estaba ampliamente extendido. Los expertos habían predicho que, en poco tiempo, la electricidad sería un bien tan barato como el agua, e incluso pronosticaron el fin de los contadores.

Pero tal y como la humanidad ya había podido comprobar, la fisión nuclear no estaba exenta de maldad: la bomba atómica había abierto un filón en lo que a investigación se refiere, sobre todo con fines bélicos. Sin embargo, las explosiones nucleares con fines pacíficos también tuvieron cabida en los programas de Estados Unidos y la Unión Soviética.

Este tipo de detonaciones, desarrolladas entre los años 60 y 70, se encontraban enmarcadas dentro de los programas de la “Operación Plowshare” de EE.UU. y el “Programa #7” de la URSS, y sus objetivos eran estudiar el impacto de las explosiones nucleares en la economía nacional, sobre todo a través de grandes obras de ingeniería civil y minería. La ampliación del canal de Panamá, la construcción de un puerto artificial en Alaska o la perforación de un embalse en Kazajistán son algunas de las mayores obras proyectadas, aunque sólo la tercera consiguió finalizarse con relativo éxito.


La ampliación del canal de Panamá

Barcos atravesando las esclusas del Canal de Panamá (Fuente)

El canal de Panamá es una vía artificial de 77 kilómetros que conecta el mar Caribe con el océano Pacífico a través del punto más estrecho del istmo de Panamá. Su construcción está considerada como una de las mayores obras de ingeniería del siglo XX, pero siempre ha adolecido de una pequeña pega: es demasiado pequeño.

Precisamente por eso, durante la administración Kennedy se planteó la posibilidad de construir un nuevo canal, o ampliar el original, acelerando las excavaciones mediante explosiones nucleares. Una carta ahora desclasificada entre trabajadores de la Comisión para la Energía Atómica da buena prueba de ello, tal y como se recoge en el siguiente extracto (puedes acceder al pdf completo aquí):

Hasta donde llega mi conocimiento, el Memorando de la Acción para la Seguridad Nacional Nº 152 (fechado el 30 de Abril de 1962, asunto: Política del Canal de Panamá y Relaciones con Panamá), firmado por el Presidente Kennedy, se encuentra todavía efectivo. En particular, en este memorando se afirma que “El Presidente de la Comisión para la Energía Atómica establecerá dentro del Programa Plowshare un objetivo de investigación para determinar, dentro de los próximos cinco años, la factibilidad, costos y otros factores comprendidos en los métodos de excavación nucleares”, (refiriéndose, por supuesto, al Canal Transístmico).


El Proyecto Chariot, un puerto artificial en Alaska que nunca fue

Cabo de Thompson, lugar elegido para llevar a cabo el Proyecto Chariot (Fuente)

El Proyecto Chariot fue un intento de EE.UU. de construir un puerto en el cabo de Thompson ideado por Edward Teller, padre de la bomba H. Al igual que el nuevo Canal de Panamá, también estaba incluido dentro del Programa Plowshare.

Planos del Proyecto
Chariot (Fuente)
Edward Teller había sugerido a la Comisión para la Energía Atómica la detonación de un dispositivo de 2.4 megatones para crear un profundo agujero que podría ser utilizado como puerto para el transporte de carbón, petróleo y otras materias primas presentes en Alaska.

La Comisión para la Energía Atómica aceptó la propuesta de Teller el 9 de junio de 1958, y el científico inmediatamente comenzó una campaña publicitaria alabando las bondades de la obra, asegurando que el puerto traería consigo un importante desarrollo económico para el Estado.

Afortunadamente, el proyecto acabó siendo desestimado antes de realizar las explosiones, aunque por desgracia algunos experimentos previos a su consecución sí llegaron a completarse. Entre ellos el de mayores consecuencias fue la ignición y dispersión de material radiactivo, que debido a una subestimación en el cálculo de la capacidad de la tundra para absorber la radiación, terminó contaminando seriamente varias partes del cabo.


El lago nuclear de Chagan: 10.000.000 m3 de agua radiactiva

El Lago Chagan en la actualidad (Fuente)

La explosión de Chagan fue la primera y la mayor de las 124 detonaciones que la URSS desarrolló en el marco del “Programa #7”. Esta detonación formó parte de un proyecto de ingeniería agrónoma que tenía como objetivo crear un embalse artificial en la cuenca del río Chagan para almacenar el agua durante la época lluviosa y asegurar el abastecimiento durante la época seca.

Construcción del lago
Para crear el cráter en el que se alojaría el embalse, se detonó una bomba subterránea de 170 kilotones que perforó un agujero de más de 400 metros de diámetro y 100 metros de profundidad. Posteriormente, a través de una serie de obras con maquinaria pesada, se abrió un canal entre el nuevo lago y el adyacente flujo seco del río Chagan.

A pesar de la gran cantidad de radiación que emitía el lago, la maquinaria propagandística de la URSS enseguida se puso manos a la obra para convencer a la ciudadanía de que el lago era totalmente seguro, tal y como se puede comprobar en el vídeo que se muestra a continuación, con imágenes de la explosión y la construcción, así como el baño y la navegación sin ningún tipo de protección (el vídeo está en ¿ruso?, aunque las imágenes no necesitan traducción).



En la actualidad, el lago Chagan sigue siendo radiactivo, aunque los niveles han disminuido considerablemente, hasta el punto de que bañarse en él se considera seguro.

Fuentes y más información: World Nuclear Association | WiredAnfrix | Fabio | Wikipedia I, II, III, IV, V

No hay comentarios:

Publicar un comentario